Febrero del 2005. 10:54 AM
Conocimos a Federico Peña, llamado cariñosamente Peñita por sus conocidos, un señor de 104 años, quien era una persona muy jovial y jocosa, tenía un sentido del humor exquisito. Acostumbrada a fumar cuatro puros de tabaco todos los días desde su juventud. A su edad, aún se podía amarrar los zapatos por él mismo (sin ayuda) y acostumbraba a relajarse haciendo movimientos de boxeo. Aparentemente él había sido boxeador en su juventud, de lo que nos enteramos en el momento de extraerle la muestra de sangre. Con movimientos rápidos y felinos de un campeón de peso Welter encaró a Manuel, el entrevistador:
- "Hey flaco! Ten cuidado con esa cosa, que si me duele, te doy un manazo!"
Peñita tenía mucha energía, sus reflejos físicos eran admirables, sus ideas eran lúcidas y su sentido del humor envidiable. Comía bien y no se desvelaba, de vez en cuando le gustaba uno que otro trago de ron de buena calidad. Siendo un centenario, Peñita aún era un valentino, pues hizo ruborizar a algunas de las entrevistadoras con sus piropos.
Lo siguiente es algo que nadie puede creer. En el momento que Manuel, "El Flaco" le estaba tomando la muestra de sangre, una abeja pasó zumbando cerca de su cara.