Estos
principios se consideran principios universales que trascienden
los límites geográficos, culturales, económicos,
legales y políticos.
Los
investigadores, las instituciones y, de hecho, la sociedad están
obligados a garantizar que estos principios se cumplan cada
vez que se realiza una investigación con seres humanos.
Aunque estos principios son universales, la disponibilidad de
los recursos necesarios para garantizarlos no es universal y
los procedimientos que se usan para asegurar que los estudios
de investigación se hagan éticamente pueden no
ser óptimos. Por ejemplo, no hay un principio universal
sobre la manera de monitorear una prueba clínica. A pesar
de las limitaciones, estos principios deben orientar la conducta
de quienes participen en la planeación, realización
y patrocinio de la investigación con seres humanos.