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Entrada 5. Blog Estadísticas Públicas

Enviado por GILBERT.BRENES el Vie, 03/02/2023 - 16:48

Desigualdad de ingreso y mercado de trabajo

 

Resumen:

  • A finales de 2022, los trabajadores del sector informal presentan mayor desigualdad de ingreso que los trabajadores formales privados y que los trabajadores públicos.
  • La diferencia en ingresos entre empleados públicos y privados aparentemente ya no está contribuyendo a un aumento en la desigualdad en esta década.
  • La disminución en el coeficiente de Gini entre 2021 y 2022 podría estar asociada a que el mercado de trabajo está excluyendo a trabajadores laboralmente vulnerables: del sector informal, personas de menor educación, personas ocupadas en empleos de menor calificación, y empleados de empresas muy pequeñas.

 

En 2016, Andrés Fernández publicó un interesante análisis sobre la desigualdad del ingreso en Costa Rica (Fernández, 2016).  La investigación ha sido muy influyente para la discusión sobre el tema.  El investigador utiliza los datos de las rondas de 2004 y 2013 de las Encuestas Nacionales de Ingresos y Gastos, para estudiar la desigualdad en el ingreso total del hogar, en el ingreso per cápita del hogar y en el ingreso laboral.  Observa que en los ingresos por trabajo, el nivel educativo, la variabilidad en la jornada laboral, y el tamaño de la empresa son las variables que más contribuyen a la desigualdad, aunque son las horas laborales, el tamaño de la empresa y las diferencias entre sector público y privado las que más explican los cambios entre ambos años.  Más recientemente, tanto el INEC (2022) como el Programa Estado de la Nación (2022) resaltan que el coeficiente de Gini –típico indicador de desigualdad– sugiere que esta ha disminuido en 2022 (Si se calcula con otros indicadores como el logaritmo de la variancia del ingreso, la disminución es más pronunciada).

Seguidamente se argumenta que hay características asociadas al tipo de empleo, particularmente el sector informal y el nivel de calificación de la ocupación, que explican también la desigualdad de ingreso y, posiblemente, la disminución reciente de sus indicadores.  Para ello, se utilizan los datos de las Encuestas Continuas de Empleo (ECE) de los III Trimestres de 2012 y 2022 para estudiar el papel de estas variables.  El análisis se centra entonces en el ingreso laboral bruto total de cada trabajador.  Cabe aclarar que, cuando se utiliza la ECE en lugar de las Encuestas Nacionales de Hogares (ENAHOs) o las Encuestas de Ingresos y Gastos (ENIGHs), el coeficiente de Gini es más bajo, indicando menor desigualdad.  Así por ejemplo, Fernández (2016) estima un coeficiente de Gini de 0.522 para los ingresos laborales del año 2013, con la ENIGH, pero con la ECE de 2012 se obtiene un coeficiente de Gini de 0.443.

 

 

Importancia de la formalidad y la calificación de las ocupaciones

De acuerdo a los datos de la ECE, el coeficiente de Gini aumentó de 0.443 a 0.463 entre 2012 y 2019, disminuyó a 0.452;  la disminución fue aún más pronunciada en 2022, en el que el valor del indicador fue de 0.430.  La disminución en el último año concuerda con lo reportado por el INEC (2022) con base en la ENAHO.

Al igual que lo hallado por Fernández, el análisis de las ECEs muestra que la jornada laboral (las horas trabajadas), el nivel educativo y el tamaño de la empresa explican una proporción importante de la dispersión del ingreso (y, por ende, de la desigualdad); así por ejemplo, los porcentajes de explicación fueron 24%, 9% y 8% respectivamente.  Como nuevo aporte, los datos de la ECE muestran que el grado de formalidad del empleo y el nivel de calificación de las ocupaciones también son determinantes importantes para comprender la desigualdad del ingreso laboral en Costa Rica.  La proporción explicada por la calificación de la ocupación aumentó en el 2021 pero volvió a disminuir en el 2022 (12%), mientras que la informalidad ha venido reduciendo su importancia en los últimos 10 años (de 14% a 6% entre 2012 y 2022), y la reducción fue considerablemente pronunciada en el último año, aunque su contribución es aún de las más importantes entre las variables estudiadas.

Esta importancia relativa está relacionada con el aumento de la informalidad en el país.  En el 2012 un 36% de los ocupados trabajaba en el sector informal.  En 2019 (antes de la pandemia), la cifra era de 44%; disminuyó a 42.5% en 2021 y a 40.6% en 2022.  Es claro que esta reducción en el último año se debe a los efectos de la pandemia por COVID-19 que afectó desproporcionadamente a los trabajadores informales, algunos de los cuales salieron de la fuerza laboral.

Siguiendo la metodología usada por Fernández, se encuentra que el factor más importante en el cambio entre 2012 y 2021, y entre 2021 y 2022 es el grado de formalidad del empleo.  Entre 2021 y 2022, la calificación de la ocupación fue el segundo factor más importante.  Por el contrario, las diferencias entre sector público y privado (el sector institucional) explican una proporción muy baja de la desigualdad de ingresos, y prácticamente no aportan a los cambios ocurridos en el último año.  Este hallazgo es muy importante porque Fernández señalaba que el aumento en los ingresos del sector público era una de las principales variables asociadas al aumento en la desigualdad.

De hecho, al comparar los coeficientes de Gini entre el sector público y el privado con base en las ECEs, la desigualdad de ingreso es mayor en el sector privado que en el sector público.  Sin embargo, si se divide al sector privado en formal e informal se observará que la mayor desigualdad de ingreso se da entre los trabajadores del sector informal, y los ingresos del sector formal privado tienen menor inequidad que los del sector público (Gráfico 1).  Además, los datos sugieren que la reducción en el coeficiente de Gini entre 2012 y 2022 se debe sobre todo a la reducción del coeficiente de Gini entre los trabajadores formales del sector privado (el sector más numeroso), pues en los otros grupos más bien la desigualdad creció. 

 

Figura 1. Coeficiente de Gini por sector desagregado, 2012, 2019, 2021 y 2022.

Figura 1

 

Como tendencias paralelas, la desigualdad se redujo más fuertemente en los trabajadores menos educados, los que tenían ocupaciones de menor calificación, y los que laboraban en microempresas.  Al igual que con el sector informal, en prácticamente todos estos casos la proporción de trabajadores con estas características disminuyó entre 2021 y 2022.

 

Conclusiones generales

Es importante tomar en cuenta una mayor variedad de condiciones del mercado de trabajo para comprender los cambios en la desigualdad de ingreso laboral.  Los datos de la ECE sugieren que las diferencias entre el sector público y el privado para comprender la desigualdad de ingreso ya no son tan diferentes como lo es la mayor desigualdad generada por el sector informal.  El coeficiente de Gini es mayor en este sector que en el sector público y que en el sector privado formal.  Aparentemente, las políticas salariales en el sector público han detenido o ralentizado el aparente efecto de los incrementos salariales automáticos sobre la desigualdad.

Además, aunque se podría entender como positiva la aparente disminución de la desigualdad de ingresos entre 2021 y 2022, este cambio se podría deber a que el mercado laboral está expulsando a trabajadores menos educados, en ocupaciones menos calificadas, de empresas muy pequeñas y del sector informal, tanto por los efectos perdurables de la pandemia por COVID-19, como por condiciones económicas externas.

Las políticas de apoyo a trabajadores vulnerables deben promover mayor grado de formalización y evitar la deserción del mercado laboral.  Además, los resultados reflejan que el sector informal costarricense está compuesto por una gran diversidad de trabajadores: desde aquellos con muy bajos ingresos hasta aquellos que generan ganancias considerablemente altas.  Toda política orientada a este sector debe reconocer esta diversidad.

 

Autor: Gilbert Brenes Camacho

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