Se
hizo un estudio de intervención en serie temporal con
trabajadoras sexuales comerciales. El objetivo del estudio
era evaluar el efecto que tendría agregar un condón
femenino a un sistema de distribución de condones masculinos
en la proporción de actos sexuales protegidos con condones.
El uso del condón se calculó entrevistando a
las participantes del estudio sobre el uso de protección
en los últimos diez (10) actos sexuales. Las mediciones
debían hacerse en cinco (5) momentos: dos veces después
de la exposición a actividades de promoción
y distribución del condón masculino y tres (3)
veces después de la promoción y distribución
del condón masculino y del condón femenino.
El
investigador principal local, un defensor de las trabajadoras
sexuales altamente respetado, explicó que las mujeres
estuvieron muy entusiasmadas con la participación en
la prueba del condón femenino pues les daría
libre acceso a este nuevo método de doble protección.
La primera
ronda de medición de uso del condón se completó
según lo planeado. El análisis de los datos
preliminares reveló que las participantes del estudio
indicaron que se había usado condón masculino
en más del 95% de los actos sexuales. Después
de la verificación de las técnicas de los entrevistadores,
se completó una segunda ronda de entrevistas y se obtuvo
un nivel similar y excepcionalmente alto de uso del condón
masculino. Se teme que introducir un nuevo producto tendría
un efecto negativo en el uso de condones masculinos. Además,
no está clara la disponibilidad y la medida en que
se pueden suministrar condones femeninos después de
la conclusión del estudio, inclusive si el estudio
da buenos resultados. Pregunta:
¿Cuál
es la mejor manera de proceder?
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Continuar
con el estudio según lo planeado.
-
Terminar
el estudio.
-
Suspender
el estudio y asegurarse de que habrá condones femeninos
si se demuestra que dan buenos resultados.
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