|
Objetivos |
Tasas brutas y tasas específicas
| Estandarización |
Población tipo |
Otros
usos | Bibliografía|
Ejercicios de autoevaluación
| Solución de autoevaluación
4.
Estandarización o tipificación
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Objetivos
Una vez finalizado el estudio de la presente sesión,
el estudiante será capaz de:
Discutir los problemas que se producen al efectuar comparaciones
entre poblaciones con indicadores generales o brutos.
Identificar variables que pueden ejercer un efecto confuso al valor
de los indicadores demográficos.
Analizar el efecto que ejerce la estructura por edad y por sexo
en un indicador bruto.
Determinar la importancia de las tasas específicas por
grupos de edad y por sexo, en la comparación de los componentes
demográficos entre poblaciones.
Definir los procesos de estandarización, tipificación
directa o indirecta en los análisis comparativos entre poblaciones.
Interpretar la función de una "población
tipo", dentro de un proceso de estandarización de un indicador
demográfico.
Interpretar y analizar las relaciones de los componentes estructural
y residual, al valorar las diferencias entre poblaciones con respecto
a un indicador tipificado.
Valorar la importancia de los procesos de tipificación
dentro de diferentes tipos de análisis cualitativos, tanto
demográficos como no demográficos.
¿Por qué no es conveniente
utilizar un indicador general para comparar el estado de un componente
demográfico entre dos o más poblaciones?
Dentro de los análisis sociales, difícilmente la conducta
de un hecho determinado, puede explicarse exclusivamente por una variable
simple. Generalmente, el indicador no debe su valor únicamente
al fenómeno que trata de resumir, sino que intervienen otras
variables que lo afectan directa o indirectamente. Estas variables
reciben el nombre de "perturbadoras" o "confusoras"
y los investigadores deben recurrir a una serie de estrategias, para
eliminar su efecto.
En el caso de la demografía, sus medidas están fuertemente
afectadas por una serie de variables, que limitan su uso en los análisis
comparativos entre dos o más poblaciones; o dentro de una misma
población en dos o más momentos diferentes.
Para ejemplificar mejor el problema, se puede retomar la discusión
efectuada en la primera sesión del curso, sobre la tasas de
mortalidad del año 2001 para Suecia y Honduras. Mientras
en Suecia mueren 11 personas por cada mil habitantes, en Honduras
mueren únicamente 6 personas. Este resultado es muy contradictorio
debido a los niveles de desarrollo de cada país.
No se puede señalar una sola variable como la culpable de estas
diferencias; sin embargo, el efecto más importante radica en
la distribución por edad de las poblaciones. Suecia se
cataloga como una población vieja, donde el 23% de los habitantes
tiene menos de 15 años y el 17% de ellos supera los 65 años;
mientras que Honduras es una población muy joven con un 44%
de su población menor de 15 años y únicamente
el 3% tiene más de 65% años. Estos elementos propician,
que la población de Suecia esté más expuesta
al riesgo de muerte que la población hondureña.
¿Cuáles son las principales variables que afectan la
magnitud de los índices demográficos al momento de efectuar
comparaciones?
Como se mencionó anteriormente, son muchas las variables que
pueden intervenir en el valor de un índice demográfico.
Entre otras se pueden mencionar: Estructura por edad, estructura
por sexo, nivel de educación, nivel socioeconómico,
porcentaje de urbanidad, etc. No obstante, se ha comprobado
que la estructura por edad de una población, es la variable
que ejerce el mayor efecto sobre los indicadores demográficos
y por ello debe controlarse su efecto. Cuando, las poblaciones
involucradas en un estudio, presentan importantes diferencias en la
distribución del sexo, es necesario también controlar
esta variable.
¿Cómo poder controlar el efecto que ejercen las
variables confusoras sobre un indicador?
Es posible buscar varias alternativas para este problema. Supongamos
que se desea comparar el nivel de la mortalidad entre dos países
con estructuras por edad muy diferentes. En vez de utilizar
la tasa bruta de mortalidad para efectuar el análisis, se pueden
utilizar las tasas específicas por grupos de edad. De
esta manera, si existieran diferencias importantes entre los países,
con respecto a estas tasas, se podría concluir que efectivamente,
los países tienen diferencias en el estado de la mortalidad.
Pero esto no resuelve el problema por completo, pues no es posible
determinar la magnitud de estas diferencias. También
es posible definir otras medidas más sofisticadas, que permitan
efectuar la comparación, pero desafortunadamente, por lo general
requieren de procesos muy elaborados de cálculo, que conllevan
mucho trabajo, para una simple comparación entre poblaciones.
Estandarización
o tipificación
Este procedimiento es relativamente sencillo y permite calcular el
indicador demográfico controlando el efecto que una variable
confusora ejerce sobre él. Existen diferentes estrategias
para controlar este efecto; sin embargo, en el presente curso se considerará
únicamente la llamada estandarización
directa. Este procedimiento consiste en eliminar
el efecto confusor durante el procedimiento de cálculo del
indicador.
Supongamos que se desea comparar el valor de una tasa con respecto
a algún hecho demográfico entre dos poblaciones.
El análisis de estandarización consiste en determinar
la estructura de las dos poblaciones con respecto a las diferentes
categorías o grupos de la variable confusora, y determinar
tasas específicas en cada uno de estos grupos. Estas
tasas son utilizadas para estimar la cantidad esperada de eventos
que se presentarían hipotéticamente sobre una tercera
población, llamada "población
tipo" y escogida a conveniencia. De esta
forma, para cada población, se generan los eventos esperados
en cada grupo, cuya suma corresponde al total de eventos que
tendría cada población, si tuviera una estructura por
grupos (de la variable confusora) igual a la población "tipo".
Los datos resultantes son utilizados, en cada caso, para determinar
nuevamente la tasa correspondiente, cuyos valores se encuentran libres
del efecto perturbador.
Para ejemplificar el procedimiento, supongamos que se cuenta con información
de dos regiones hipotéticas, la primera corresponde a
una región en desarrollo que se denominara como Región
A y la segunda una región más desarrollada que
se catalogará como Región B. La información
primaria sobre ellos se presenta en la siguiente tabla:
|
Población
(Miles
de habitantes) |
Número
de
defunciones
|
Tasa
bruta de mortalidad
(Por
mil habitantes) |
Región
A |
1
969,2 |
9
332 |
4,7 |
Región
B |
4
527,8 |
36
644 |
8,1 |
La tasa bruta de mortalidad de la Región B prácticamente
duplica el valor obtenido en A. El riesgo de morir entre
las regiones A y B, respectivamente, es un poco menor de 1 a 2.
En el siguiente cuadro se muestran la distribución de las defunciones
entre grupos de edad y las tasas específicas para cada uno
de estos grupos.
|
Región
A |
Región
B |
|
|
|
|
|
|
|
Edad
|
Población
|
Defun-
ciones
|
Tasas
de mortalidad (por
1000 ha.) |
Población
|
Defun-
ciones
|
Tasas
de mortalidad (por
1000 ha.) |
0-4
|
279,7 |
2570
|
9,2
|
226,2
|
540
|
2,4
|
5-9
|
280,8
|
155
|
0,6
|
221,6
|
40
|
0,2
|
10-19
|
500,7
|
336
|
0,7
|
633,3
|
266
|
0,4
|
20-29
|
333,8
|
466
|
1,4
|
714,7
|
650
|
0,9
|
30-39
|
208,1
|
397
|
1,9
|
606,1
|
699
|
1,2
|
40-49
|
150,8
|
542
|
3,6
|
710,2
|
1
701 |
2,4
|
50-59
|
97,4
|
739
|
7,6
|
547,3
|
2
813 |
5,1
|
60-69
|
70,1
|
1
198 |
17,1
|
402,6
|
5
286 |
13,1
|
70-79
|
34,9
|
1
435 |
41,1
|
357,3
|
1
1350 |
31,8
|
80-89
|
11,2
|
1
161 |
103,7
|
67,8
|
5
564 |
82,1
|
90
y + |
1,7
|
333
|
195,9
|
40,7
|
7
735 |
190,0
|
Total
|
1969,3
|
9
332 |
4,7
|
4527,8
|
36
644 |
8,1
|
Como bien puede apreciarse, en cada uno de los grupos, las tasas específicas
de mortalidad son menores en la Región B, esto pone en evidencia
que el estado de la mortalidad es mucho menor en esta región.
Para poder resaltar las diferencias por medio de una sola medida,
se requiere utilizar la distribución de una nueva población
que sirva de parámetro de comparación. En este
caso se va a utilizar la distribución de la población
de Panamá en el año 2000.
|
|
Tasas
específicas de mortalidad |
Defunciones
esperadas |
Edad
|
Población
de Panamá
NT
(miles de ha.) |
Región
A
mA
|
Región
B
mB
|
Región
A
NT*mA
|
Región
B
NT*mB |
0-4
|
326,2
|
0,0092
|
0,0024
|
3001
|
783
|
5-9
|
296,7
|
0,0006
|
0,0002
|
178
|
59
|
10-19
|
555,1
|
0,0007
|
0,0004
|
389
|
222
|
20-29
|
490,9
|
0,0014
|
0,0009
|
687
|
442
|
30-39
|
423,2
|
0,0019
|
0,0012
|
804
|
508
|
40-49
|
296,8
|
0,0036
|
0,0024
|
1
068 |
712
|
50-59
|
205,6
|
0,0076
|
0,0051
|
1
563 |
1
049 |
60-69
|
129,3
|
0,0171
|
0,0131
|
2
211 |
1
694 |
70-79
|
76,6
|
0,0411
|
0,0318
|
3
148 |
2
436 |
80-89
|
33,0
|
0,1037
|
0,0821 |
3
422 |
2
709 |
90
y + |
5,7
|
0,1959
|
0,1900
|
1
117 |
1
083 |
Total
|
2
839,1 |
0,0047
|
0,0081
|
17
588 |
11
697 |
Tasas
de mortalidad tipificadas
|
|
|
|
6,2
|
4,1
|
De esta manera, si la Región A tuviera la estructura poblacional
de Panamá en el año 2000, se presentarían 6,2
defunciones por cada mil habitantes, mientras que, bajo iguales condiciones,
en la Región B se presentarían 4,1 defunciones por cada
mil habitantes. Queda entonces claramente evidenciado, que el
patrón de mortalidad en la Región B es mucho menor que
en la Región A. Esto quiere decir, que la magnitud de
la mortalidad en B es dos terceras partes la de A, lo que significa
que el riesgo de morir, eliminando el efecto de las estructuras por
edades, está en una razón de 3 a 2, en favor de la región
A.
Análisis de las diferencias:
La diferencia observada en el patrón de la mortalidad,
entre las regiones A y B, se pueden descomponer en dos factores:
Un factor estructural, corresponde al efecto de las diferencias
en las estructuras por edades de las dos regiones.
Un factor residual, corresponde a otros factores, donde el
principal elemento debe ser el nivel de la mortalidad de las regiones.
En el siguiente cuadro se muestra un resumen de las diferencias obtenidas,
tanto en las tasas observadas como en las tasas esperadas:
|
Tasa
bruta de mortalidad
(por mil ha.) |
Diferencia
horizontal |
Observada |
Tipificada |
Región
A |
4,7 |
6,2 |
-
1,5 |
Región
B |
8,1 |
4,1 |
4,0 |
Diferencia
vertical |
-
3,4 |
2,1 |
-
5,5 |
La diferencia entre las tasas observadas es de - 3,4 por cada
1 000 habitantes, a este valor se le denomina efecto
total. Corresponde a la diferencia entre las poblaciones,
pero está afectado por la estructura por edades de las regiones.
La diferencia entre las tasas tipificadas es de 2,1 por cada
mil habitantes. En este valor ha sido eliminado el efecto
de la estructura por edades, por lo que su magnitud es un buen reflejo
de las diferencias entre los patrones de mortalidad y las regiones.
Aunque podría estar afectado por otras variables, en la mayoría
de casos, el efecto de ellas es mínimo. A esta diferencia
se le llama efecto
residual.
Los valores - 1,5 y 4,0 representan, respectivamente, las
diferencias entre las tasas observadas y tipificadas. Sus
magnitudes evidencian el efecto de la estructura por edades en cada
caso. Generalmente se les interpreta como efectos
estructurales parciales
Finalmente, el valor - 6,7 representa el efecto producido
por las diferentes estructuras de edad en las regiones. Se
conoce con el nombre de efecto estructural total, o simplemente efecto
estructural.
Como consecuencia de la definición de los conceptos, se presenta
una relación de mucho valor práctico entre estas diferencias:
Efecto total = Efecto residual + efecto estructural
Durante el proceso de estandarización o tipificación,
se busca eliminar el efecto estructural dentro del efecto total.
De esta manera se puede estimar el efecto residual, que se supone
es un buen indicador del estado de la mortalidad entre las regiones.
¿Qué características
debe tener la población tipo que se selecciona?
En realidad cualquier población puede ser utilizada como población
tipo, de hecho, el interés no se centra en las magnitudes de
cada uno de los grupos, sino en su distribución porcentual.
Una de las recomendaciones que se pueden hacer, consiste en buscar
una población cuya estructura por edades tenga un valor intermedio
con respecto a la distribución de las poblaciones en estudio.
Generalmente se ha recomendado que si la comparación es entre
países de diferentes continentes, entonces se utilice la población
mundial como tipo. Dentro de América Latina se recomienda
utilizar como población tipo, la población de América
Latina.
También es posible que una de las mismas poblaciones en estudio
sea elegida como población tipo. Supongamos que, para
el ejemplo que se ha venido trabajando, se decide utilizar como población
tipo la Región A. En el cuadro siguiente se muestran
las defunciones esperadas en la Región B, bajo esta hipótesis.
|
Población
|
Tasas
específicas de mortalidad
|
Defunciones
esperadas |
Edad
|
Región
A
NT
(miles
de ha.)
|
Región
B
mB |
Región
B
NT*mB |
0-4
|
279,7
|
0,0024
|
671
|
5-9
|
280,8
|
0,0002
|
56
|
10-19
|
500,7
|
0,0004
|
200
|
20-29
|
333,8
|
0,0009
|
300
|
30-39
|
208,1
|
0,0012
|
250
|
40-49
|
150,8
|
0,0024
|
362
|
50-59
|
97,4
|
0,0051
|
497
|
60-69
|
70,1
|
0,0131
|
918
|
70-79
|
34,9
|
0,0318
|
1
110 |
80-89
|
11,2
|
0,0820
|
918
|
90
y + |
1,7
|
0,1900
|
323
|
Total
|
1
969,3 |
|
5
606 |
Tasa
de mortalidad tipificada |
|
|
2,8
|
De acuerdo con este análisis, en la Región B se presentarían
únicamente 2,8 defunciones por cada mil habitantes, si tuviera
la misma estructura por edades que la Región A. Si se
compara este valor con la tasa bruta de mortalidad de A que es 4,7,
se sigue observando que el patrón de mortalidad en B es mucho
menor que el de A. Si se analizan nuevamente las diferencias,
también se obtienen resultados similares a los anteriores.
|
Tasa
bruta de mortalidad (por
mil ha.) |
Efecto |
Observada |
Tipificada |
Región
A |
4,7 |
4,7 |
0,0 |
Región
B |
8,1 |
2,8 |
5,3 |
Efecto |
-3,4 |
1,9 |
-
5,3 |
Suponiendo que la Región B tuviera la estructura por edad de
la Región A entonces el efecto residual entre ellos es de 1,9
defunciones por cada mil habitantes. Esto quiere decir que el
número de defunciones en la Región B sería en
aproximadamente 2 unidades menor que el de la Región A por
cada mil habitantes. Bajo esta hipótesis, el efecto estructural
es de -5,3 por cada mil habitantes. Este valor significa que
la estructura por edad actual en la Región B, provoca que ocurran
5,3 defunciones, por cada mil habitantes, más que los que tendría
si tuviera la estructura de A. Como puede notarse, los resultados
son coherentes con los obtenidos cuando se utilizó la población
de Panamá como tipo.
¿Qué
grupos de edades se deben utilizar en un proceso de estandarización?
Hasta donde sea posible se deben utilizar grupos pequeños,
pues los grupos muy amplios pueden presentar grandes diferencias internamente.
Se recomienda utilizar grupos quinquenales de edad; sin embargo, como
la mortalidad en los primeros años es muy cambiante y existen
grandes diferencias entre países y regiones, es recomendable
separar el primer grupo en menores de un año y de 1 a 4 años.
¿Qué
otro tipo de aplicaciones se puede dar al proceso de estandarización?
Como se señalado anteriormente, el principal uso de la tipificación
en los análisis demográficos radica en la comparación
de medidas entre regiones, países o para una misma localidad
en años diferentes. Este proceso es fundamental
para los análisis de
morbilidad
por causas, como bien se verá más adelante. También
puede ser utilizado para el control de efectos espurios o confusores
entre variables. Para ilustrar esta aplicación, se analizará
el siguiente ejemplo.
Suponga que se realiza un estudio para determinar algunas de las causas
del bajo peso al nacer (BPN) de los niños de cierto país.
Entre otras relaciones, se pudo establecer dos que llamaron la atención.
La primera es una relación muy lógica y se establece
entre el fumado durante el embarazo y el bajo peso al nacer el niño.
Mientras el 15% de los nacimientos de madres fumadoras presentó
problemas de bajo peso, en las madres no fumadoras el porcentaje fue
de apenas 5%. Esto indica que el riesgo relativo de niños
con BPN es el triple entre madres fumadoras y no fumadoras.
La segunda relación se constituyó en toda una paradoja,
pues quedó evidenciado que las mujeres con alto consumo de
café presentaron un riesgo relativo de niños con BPN
aproximadamente el doble con respecto a las que tienen consumo bajo
o del todo no consumen café. El 11% de las mujeres con
alto consumo de café, tuvieron niños con BPN contra
un 5,7% del otro grupo. Para poder responder este dilema, se
trato de analizar esta última relación ,controlando
el efecto del fumado entre las consumidoras de café.
El siguiente muestra los resultados:
|
Alto
consumo de café |
Bajo
o ningún consumo de café |
Fumado |
Tamaño
de muestra
(%) |
Niños
con BPN
(%) |
Tamaño
de muestra
(%) |
Niños
con BPN
(%) |
Fumadoras |
60,0 |
15,0 |
6,7 |
15,0 |
No
fumadoras |
40,0 |
5,0 |
93,3 |
5,0 |
Total |
100 |
11,0 |
100 |
5,7 |
De estos resultados se desprende que no existen diferencias entre
madres consumidoras y no consumidoras de café, con respecto
de niños con BPN. De este modo, tales variaciones originales
se debían al efecto del fumado pues existen grandes diferencias
en la estructura de las muestras con respecto a las madres fumadoras
y no fumadoras. Este análisis sugiere que para estudiar
el efecto del consumo de café de las madres en el BPN se debe
controlar por el fumado en ellas. Si en la muestra total de
madres, el 20% son fumadoras y se mantienen los porcentajes de niños
con BPN del análisis anterior entonces el valor estandarizado
de niños con BPN tanto para madres consumidoras como no consumidoras
de café viene dada por:
Fumado |
Estructura
(tipo)
fT |
Niños
con BPN
(%)
m |
Valores
estimados de MPN(%)
fT
* m |
Fumadoras |
0,20 |
15 |
3,0 |
No
fumadoras |
0,80 |
5 |
4,0 |
Total |
100 |
|
7,0 |
Quiere decir que tanto para madres consumidoras, como no consumidoras
el porcentaje de niños con BPN es 7%, suponiendo que el 20%
de las madres son fumadoras. Los efectos se resumen a continuación:
|
Niños
con BPN
(%) |
Efecto |
Observado |
Tipificado |
Alto
consumo de café |
11,0 |
7,0 |
4,0 |
Bajo
o ningún consumo de café |
5,7 |
7,0 |
-1,3 |
Efecto |
5,3 |
0,0 |
5,3 |
En vista de que el efecto total es igual al efecto estructural, entonces
todo efecto es debido a la estructura del fumado dentro de las muestras
observadas.
Otra de las aplicaciones comunes de los procesos de estandarización
consiste en la determinación del impacto de ciertos programas
nuevos o de la implementación de programas existentes.
Para ejemplificar este caso, se va a analizar la relación entre
educación y fecundidad para un caso particular. En Costa
Rica, según las encuestas de fecundidad de 1969 y 1976, se
produjo un descenso importante en el tamaño promedio de la
familia, pasando de 8,8 a 5,0 en estos siete años. Al
mismo tiempo, el nivel de escolaridad también aumentó,
por lo que algunas personas supusieron que el descenso en la fecundidad,
era debido a los aumentos en educación. Para poder establecer
si esta afirmación es valedera, se procedió a estandarizar
el tamaño de la familia, utilizando como población tipo
la estructura de educación de 1969.
|
Porcentajes |
Tamaño
de la familia (%) |
Tamaño
de la familia en 1976, tipificada en estructura de educación
de 1969
(fT
* m) |
Nivel
educativo alcanzado |
1969
fT |
1976
|
1969
|
1976
m |
Ninguno |
18 |
11 |
9,6 |
7,0 |
126,0 |
Primaria
incom. |
64 |
55 |
9,2 |
5,2 |
332,8 |
Primaria
comp. |
12 |
21 |
7,4 |
4,0 |
48,0 |
Secundaria
o más |
6 |
13 |
5,0 |
3,9 |
23,4 |
Total |
100 |
100 |
8,8 |
5,0 |
530,2 |
|
|
|
|
|
530,2/100
= 5,3 |
El tamaño promedio de la familia habría sido 5,3 personas
en 1976, si se hubiera mantenido la estructura en educación
de 1969. Con esto se tiene:
Año |
Tamaño
de la familia (%) |
Efecto |
Observada |
Tipificada |
1969 |
8,8 |
8,8 |
0,0 |
1976 |
5,0 |
5,3 |
-
0,3 |
Efecto |
3,8 |
3,3 |
-
0,3 |
El efecto estructural es de 3,3 personas por familia y el residual
es apenas de -0,3. Estos valores señalan que la disminución
en el tamaño de la familia entre 1969 y 1976 está muy
poco afectada por los niveles de educación de la población
y más bien se debe a otros factores que no han sido considerados
aquí.
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