Censo de Población de Costa Rica 1927

 


INTRODUCCION

 

OFICINA NACIONAL DEL CENSO
N° 974
San José, 27 de febrero de 1928
S. D.

Señor secretario:

Es muy honroso para mí elevar a Ud. el informe de la Oficina Nacional del Censo y que comprende las la­bores llevadas a cabo desde su fundación hasta el 31 de diciembre de 1927.

 Presento a Ud. mis respetuosos agradecimientos, que ruego hacer extensivos al señor Presidente de la República, por haber tenido a bien confiarme la Dirección de esta Oficina.

Finalmente, séame permitido manifestarle que todos mis empeños han estado puestos en el sentido de corresponder en alguna forma al elevado propósito que se tuvo en mire al fundar esta Oficina para servir un ob­jetivo concreto, el de hacer el padrón general de los habitantes del país, y por otro lado, el de establecer un centro en el cual se pudiera atender la técnica de los trabajos estadísticos de la Nación.

 Del señor Secretario, con toda consideración y respeto, se suscribe muy atento, y seguro servidor,

                                                                                         JOSE GUERRERO

Director de la Oficina Nacional del Censo

 

INFORME AL 31 DE DICIEMBRE DE 1927

 

La ley N° 135 de 18 de agosto de 1925, autorizó el levantamiento de un Censo General de Población. En cumplimiento de esa disposición la Secretaría de su digno cargo tuvo a bien confiar el puesto de Director de la Oficina Nacional del Censo que se creaba, según decreto ejecutivo N° 12 de 9 de marzo de 1927, al suscrito.

La preparación de los trabajos. ‑ La preparación de un censo toma tiempo y trabajo continuado. En nues­tro medio estos aspectos de la labor adquieren relieve mayor aún porque no tenemos a mano la cooperación que en otros países prestan las distintas instituciones del Estado y particulares también. Estamos en vía de formación y es natural que se sientan esas deficiencias. Con un ejemplo baste para ilustrar lo que afirmo. Es indispensable a una oficina como esta, para dar comienzo a sus tareas, tener un conocimiento bastante completo de la División Política y Administrativa de la República; pero entiéndase que no me refiero al hecho de saber recitar de corrido los nombres de las provincias, cantones y distritos que componen esa División política, sino a los límites que encierran a cada una de ellas, con precisión, puesto que se necesita verlos, recorrerlos, para respetarlos en el momento del padrón y poder así dar el cupo de habitantes a cada una conforme lo exigen los reglamentos que el propio censo se dicta en obediencia a la técnica que el mismo trabajo exige. En esta simple labor invirtió la Oficina 7 largos meses, bien es cierto que con los servicios de su Director y un Secretario únicamente, y para llegar a la conclusión de que si el trabajo de división geográfica se esperaba hacer conforme a nuestro plan rigurosamente, hubiera sido tarea de no tenerlo listo ni a la fecha en que este informe se escribe, tal la deficiencia de datos que al respecto existe. Este problema que no lo confronta sólo esta Oficina, merece un estudio aparte y una solución acertada por el Gobierno de la República. Muchas querellas entre pueblos vecinos que a veces pueden tener consecuencias graves, se evitarían si a estas horas se hubiere establecido por leyes perfectamente claras la demarcación de límites de provincias, cantones y distritos. Para asuntos de muy diversa índole es indispensable este deslinde: municipales, censitarios, de tributación directa, escolares, eleccionarios, de justicia, etc. etc. La Oficina de mi cargo recogió algunos documentos y notas así como croquis de determinados lugares que podrían ser útiles tal vez a este propósito posteriormente.

 Plan del Censo; fórmulas e instrucciones. ‑ Oportunamente fue elevado a conocimiento de esa Secretaría el plan por el cual el censo sería ejecutado del mismo modo que el juego de fórmulas y las instrucciones para llenarlas, todo lo cual (excepto las fórmulas) fue publicado en un folleto que Ud., señor Secretario, autorizó editar. Acompaño en los respectivos anexos, copia de esos formularios que conceptúo importante publicar como un rastro de la experiencia que ha de servir a otros trabajadores de próximos censos. Las fórmulas N° 15 al N° 21, corresponden al juego de las que se han tenido en uso para el trabajo de concentración y análisis de los datos recogidos en la fórmula N° 1. Este juego no está completo aún, porque falta por planear el análisis de otras columnas correspondientes al cuestionario que encierra la fórmula N° 1 de población. Es del caso consignar y agradecer aquí la eficaz ayuda que nos ha prestado el Banco Nacional de Seguros, con permitirnos, sin restricción alguna, el uso del Polígrafo "Ditto" para el tiraje de todas las fórmulas de trabajo, sólo por la economía de dinero que en esa forma se hace, sino por la oportunidad con que cada hoja podía impresa y aún corregida ‑como en algunos casos sucedió‑ de acuerdo comas necesidades del trabajo. Preparábamos las matrices en nuestra Oficina en la mañana, y en la tarde, con un maximun de 2 horas de labor el tiraje disponíamos de 100 a 200 ejemplares para distribuirlos en las distintas secciones de concentración chequeo. Pudimos así, en algunas ocasiones, repetir la impresión de fórmulas siempre a tiempo y con un costo bajísimo, que no habríamos logrado si hubiéramos tenido que hacerlo por medio de la imprenta.

 Resumiendo, el plan fue el siguiente:

1)       En cuanto a clase de censo, el de derecho.

2)       En cuanto a forma de hacerlo: el de enumeradores que llenaran por sí los cuestionarios de la fórmula N° 1, visitando cada hogar del país.

3)       En cuanto a cuestionario, el que contiene la fórmula N° 1. Cabe advertir, respecto a este punto, cuestionario que abarcaba el plan de esta Oficina sometió a la aprobación del Gobierno, fue contestado en todas sus partes, si se exceptúa la pregunta relativa a Religión que por orden superior fue eliminada, pocos días antes de imprimirse definitivamente la fórmula N° 1.

4)       En cuanto a personal: la fuerza de la Oficina Central y

1 Cuerpo de Agentes Provinciales

1       "      "  Sub‑Agentes Provinciales;

1       "       "  Auxiliares Cantonales

1       "       "  Agentes Especiales

1       "      "  Encargados de Distrito

1       "      "  Enumeradores

Secretarios de Agentes Provinciales y, en algunos casos, de Sub‑Agentes Provinciales; además en la Provincia de Limón, fue necesario un cuerpo de interpretes.

5)       En cuanto a preparación de este personal, el Director de la Oficina del Censo instruyó personalmente a los Agentes Provinciales, haciéndoles venir a la Oficina Central; estos a su vez prepararon a los jefes inmediatos inferiores y así hasta llegar a los enumeradores.

6) En cuanto a remuneración de servicios y viáticos:

a) Nombramiento con sueldo mensual para los Agentes Provinciales, Secretarios, Sub‑Agentes Provinciales y Auxiliares Cantonales. b) A salario los Encargados de Distrito y Enumeradores. c) Viáticos de acuer­do con el servicio que se pedía hacer.

7) En lo que respecta a material se adoptó una distribución a prorrata por unidades, unas veces, y por cu­po de habitantes, otras.

8) En punto a propaganda y colaboración, se tiraron 150.000 hojas tituladas "A los habitantes del País", que Ud. tuvo la amabilidad de cubrir con su firma. Esta fórmula fue traducida al inglés por el señor Agente Provincial del Censo de San José, Ingeniero don Francisco de Mendiola y circuló profusamente en la provincia de Limón y algunos otros sectores del país en donde es más abundante el elemento extranjero.

La Oficina pasó circular al magisterio y profesorado nacionales para obtener la colaboración de ellos en el levantamiento del censo y en la propaganda, especialmente. En igual forma se hizo a los Resguardos Fiscales.

Las Secretarias de Estado en los Despachos de Educación Pública y Gobernación y policía pasaron sendas circulares a sus subalternos dándole toda la importancia que el asunto merecía.

Las demás Secretarias pusieron a la disposición de ese Despacho, en comunicaciones por Ud. recibidas, todo el apoyo que desde sus puestos pudiera prestar el personal que las sirve. En la capital, por ejemplo, la policía de orden y seguridad repartió circulares a los vecinos e igual cosa hicieron las autoridades de villas y pueblos.

Los Municipios acordaron unirse ‑con pocas excepciones‑ y prestar su colaboración moral y material a la labor del censo. En la ciudad de Cartago, por ejemplo, el Municipio brindó un salón al señor Agente Provin­cial del Censo, para instalar su Oficina. El Municipio de Santa Cruz nombró un delegado suyo para ese traba­jo pagado de sus rentas, etc. etc.

Recluta del personal. ‑ Era natural tratar de obtener la colaboración de los mas preparados en una tarea que necesita ser llevada a cabo con la mayor prontitud y con el maximun de comprensión si es posible. Este es el gran escollo: porque los mas aptos por lo regular están siempre ocupados y bien remunerados y no iba a dejar sus posiciones por un trabajo accidental y pasajero, con una remuneración relativamente escasa, mas las exigencias que el propio reglamento imponía para la forma de pago. Tales circunstancias trajeron muchas dificultades, mas ostensibles cuando se trató de designar las personas que desempeñaran los puestos de Auxi­liares Cantonales, Encargados de Distrito y Enumeradores. Esas dificultades y otras dilatorias se presentaron en ciertos lugares del país antes de proceder a la labor, que al fin se vencieron como hubo lugar. Esto obligó a reclutar nuestros servidores entre los empleados de las distintas ramas de la Administración Pública, obte­niendo de previo los permisos correspondientes de sus jefes. Así hubo gran cantidad de personas, maestros de escuela, miembros del Resguardo Fiscal, Jefes Políticos, Agentes de Policía y pocos de otras dependencias gubernativas que formaron en la línea de nuestros trabajadores. Los demás fueron particulares que logramos interesar en nuestro trabajo.

Comunicaciones. ‑ Un arreglo especial con el señor Director General de Correos, nos permitió contar con un servicio muy eficiente en el transporte de paquetes certificados y cartas. Usamos para los primeros una etiqueta especial de la Oficina, cuyo modelo acompaño en el juego de fórmulas. El telégrafo, por su parte, nos prestó una eficaz colaboración, tanto en los momentos de la preparación del personal, como en los de la ejecución del censo. Muchas instrucciones finales tuvimos que trasmitirlas por telégrafo y ellas no alcanzaron a surtir efectos sino en los lugares en que ese medio de comunicación fue posible. El transporte del material se dificultó un poco en los lugares apartados de la República, porque en algunos casos formaba paquetes algo pe­sados para ser llevados con facilidad y prontitud por los postas y mulas.

Fecha del Censo. ‑ Por las razones que se expusieron en el plan general se escogió el mes de mayo y se señaló el 11 de dicho mes para fecha oficial del censo de tal modo que todos los datos debían tomarse a ese día. Así fue dispuesto por acuerdo ejecutivo de 4 de mayo de 1927, y comunicado inmediatamente a todos los em­pleados del censo.

Inconvenientes de la estación lluviosa. ‑ Adelantada la estación de lluvias ‑como un imprevisto fenómeno­ ocasionó muchas dificultades en regiones tales como Guatuso, Upala, Talamanca, Osa, Guanacaste y aun en las provincial centrales. No fue raro el caso de que alguno de nuestros empleados fuera arrastrado por la corrien­te de un río, tal sucedió en la región Oeste de Talamanca. Sin embargo la fecha surtió sus efectos en cuanto a la quietud de la población en esa época, aun cuando es imposible que sea absoluta.

       Interpretes. ‑ En la provincia de Limón fue necesario investir con el cargo de interpretes a algunas personas por motivo de los elementos extranjeros allí residentes y en la región de Talamanca, por los dialectos indígenas. 

Los documentos adjuntos muestran de manera clara y concisa las líneas generales del trabajo realizado. De su lectura se desprenden los problemas que deben considerarse al preparar y elaborar un Censo General de Población.

 

EXPOSICION

Señor Secretario de Estado
en el Despacho de Hacienda y Comercio

S. D.

 

Señor Secretario:

La Ley N° 135 de 18 de agosto de 1925 ordena el levantamiento de un Censo General de Población sin dar pauta alguna para ejecutarlo.

El Poder Ejecutivo me nombró director de la oficina creada por decreto de 12 de mayo de 1926.

Llevando conjuntamente las dos fundamentales atribuciones que por el mismo decreto se me dieron he i preparando lentamente ‑unas veces por la naturaleza del trabajo y otras por las dificultades que hay que vencer el plan general a seguir en la ejecución de dicho censo.

Es realmente difícil ‑y esto nadie mejor que Ud. lo sabe‑ que ha roto enérgicamente con tanto prejuicio económico en nuestro medio, planear una obra que necesita el auxilio de otras instituciones que a la hora d trabajo deberán estar funcionando y ser base de la tarea que nos hemos impuesto. Tal ha sucedido con la falta de una descripción concrete siquiera de los límites de cada distrito y cantón del país, que es de urgencia poseer, para el efecto de señalar a cada enumerador los justos límites territoriales que ha de abarcar su trabajo.

Al principio se recurrió a los gobernadores y jefes políticos para que ellos enviasen esa información a la Oficina del Censo. El señor Secretario de Gobernación y Policía con muy buena voluntad pasó circular y cuestionario en ese sentido, pero con excepción de Heredia, Puntarenas y Limón no se obtuvieron otras contestaciones que pudiera decirse que tradujeran un intento de resolver en alguna forma este problema. Los Gobernadores de Heredia y Puntarenas fueron más al fondo de la cuestión, sin que en la práctica sus trabajos resultaran utilizables para nuestro propósito.

Perdidos el tiempo y la esperanza en esa forma de abordar el problema, me puse en comunicación con la Secretaría de Educación Pública para obtener el apoyo de ella en el sentido de que los maestros de la República colaborasen en esta tarea. En efecto, con toda buena voluntad el señor Secretario al igual que la Jefatura Administrativa de Educación Primaria prestaron atención a mi deseo y después de convenir en los detalles hice una fórmula adecuada y las instrucciones respectivas que fueron enviadas a todos los maestros del país p~ conducto de los inspectores provinciales escolares. Esto fue en el mes de octubre recién pasado. Como r todas las escuelas entran en vacaciones en la misma fecha por razones varias, nuestra circular y las fórmulas no encontraron a todos los maestros en sus labores; así, en la provincia de Heredia en las escuelas rurales cesaron en su trabajo el 1° de noviembre. Por igual fecha se recesó en Cartago en dos circuitos, y en, Guanacaste desde el 15 de setiembre, no reanudándose sino en diciembre.

De modo que, aún en este nuevo aspecto, hemos tropezado con dilatorias, pues no serían entregados muchos de los informes sino en marzo de 1927. Pero no es esto lo lamentable sino que el resultado del trabajo que se ha hecho por esta Oficina y por los maestros no es halagador. Realmente esto corresponde a una oficina ca­tastral que, con la paciencia y el tiempo requeridos haga la demarcación de los límites de cada distrito y pueda comprobar si calzan unos con otros y resuelva hasta disputas que existen sobre ellos, a fin de que toda esa información se llegara a concretar en una ley del Congreso que pusiera, en orden la anarquía que al respecto existe.

Ahora la pregunta es ésta: ¿qué hacer mientras tanto esa obra se concluye? Si seguimos adelante será prescindiendo, si no en absoluto por lo menos en parte de una base mas o menos exacta, en cuanto a la jurisdicción territorial administrativa de la república y tomando entonces los distritos y cantones como actualmente los tome el Gobierno para efectos judiciales y administrativos, o, de lo contrario, habrá de encargarse ese trabajo a la Oficina del Catastro que por su índole afín está en condiciones para dar remate algún día a esa ta­rea, en cuyo caso la posposición del levantamiento del Censo tendrá que ser indefinida.

     E1 trabajo para lograr saber siquiera los límites del hecho, es aún deficientísimo tanto en calidad como en cantidad porque faltan 183 distritos por estudiar. Sin embargo he querido adelantarme a la organización en sus más salientes aspectos y vengo a someter a Ud. el plan de la misma.

      Dado caso que el Gobierno de la República decide entrar en la ejecución del Censo, mi deber esta en tener plan en lo que a la Oficina de mi cargo concierne.

 

CLASE DE CENSO

 

Hay dos clases, podríamos decir, de censos de población: el censo de hecho y el censo de derecho. El primero enumera la población en el lugar en que se encuentre en el día en que los empadronadores llenan sus fórmulas en cada localidad. El segundo, que es el proyectado para 1927, enumera la población con arreglo al lugar habitual de residencia.

Si tratáramos de Inglaterra, Suiza o Suecia en que cada hogar esta en aptitud de llenar por sí las fórmulas y de ser recogidas al día siguiente al señalado para el censo por los enumeradores, adoptar un censo de hecho, nos simplificaría muchísimo la tarea; pero la realidad es otra. Si en Costa Rica no hay empadronadores que visiten cada hogar y hagan la anotación de datos, no tendremos jamas censo ni siquiera con los mayores márgenes de error que se pueden admitir en estos trabajos. De aquí, pues, que esta Oficina se decidiera por to­mar el Censo de derecho por el procedimiento de enumeradores de distrito. De este modo el censo tomara mas tiempo para ejecutarse, pero si se llega atener el personal mas o menos preparado para ello, los márgenes de error se disminuyen. Tomando el Censo de hecho, que no sería posible en un sólo día, se corre el ries­go, además, de las enumeraciones dobles o de las omisiones múltiples.

 Para la ejecución del Censo he contemplado los siguientes aspectos:

1. ‑ Cuestionario que ha de contestar cada habitante del país, nacional o extranjero, y que se detalla en la fórmula correspondiente N° 1. Este cuestionario es bastante completo y si lo llenamos con buen éxito tendre­mos material suficiente para analizar la población en muchos y muy importantes aspectos para satisfacer las necesidades mas variadas que el país sienta en este sentido.

2.‑ Decreto de organización (que se acompaña) anexo (2)

3.‑ Instrucciones a Enumeradores (que se acompaña) anexo (3)

4.‑ Formularios secundarios (anexo 4)

5. ‑ Personal (a) número de empleados, (b) selección, (c) clasificación, (d) preparación, (e) remuneración, (f) atribuciones y deberes, (g) penas.

a) El número de empleados lo determina las necesidades del trabajo, pero en números redondos y ponien­do una fuerza máxima de 30 empleados en la Oficina y de 700 operadores de campo, agentes provinciales, au­xiliares cantonales, encargados de distrito y enumeradores, sumará 730, en los momentos del censo aproxi­madamente.

b) Se selectarán siguiendo los requisitos que la Oficina juzgue convenientes en cuanto a competencia, conducta y atendiendo a su ecuanimidad política y de acuerdo con la categoría del servicio.

c) Están destinados a estos empleos:

1° A la Oficina Central;

2° A agentes Provinciales del Censor

30 A Auxiliares Cantonales;

4° A Encargados de Distrito

5° A Enumeradores

d) La preparación se hará así: la Oficina del Censo instruirá a los agentes provinciales; estos  últimos prepararan a  los auxiliares cantonales, estos a los auxiliares de distrito y a los enumeradores.

e) La remuneración se acordara entre la Secretaría de Hacienda y la Oficina del Censo, ya por pago mensual, diario o a destajo

f) Las atribuciones y deberes las señala el decreto de organización, las instrucciones a los enumeradores y las órdenes que de en el momento del trabajo la Oficina del Censo.

g) Las penas las marcan los artículos pertinentes del Código penal y que para conocimiento de los interesados van en un apéndice en las instrucciones a los enumeradores.

6.‑ Propaganda. ‑ La obra del Censo necesita una propaganda serene, intensa, para que los habitantes de todo el país, por lo menos la mayoría de ellos, lleguen a darle el verdadero sentido a este trabajo y lograr que  se aparte de sus mentes, en lo posible, la idea de que todas estas actividades tienden ala creación de más puestos, a resolver asuntos políticos actuales o a propósitos militares.

Dos circulares acompañan nuestra exposición: una en que se solicita colaboración especial a los municipios, gobernadores y jefes políticos– (anexas), y otra en que se da a conocer a los habitantes de la República fines del Censo, fecha aproximada, cuestionario general a que hay que contestar; por otro previniéndoles acerca de abusos a que pudiera prestarse la enumeración y forma de evitarlos.

7.‑ Fecha del Censo. ‑ La mas conveniente época para la ejecución del Censo es, a mi entender, la comprendida entre fines de abril y primera quincena de mayo por las siguientes razones:

1°‑ A esa fecha han cesado los movimientos migratorios de la población debido a excursiones y temporadas veraniegas.

2°‑ No hay lluvias fuertes que imposibiliten el movimiento del personal del censo.

3º‑ No están levantándose cosechas

4°‑ Las siembras previas a la estación lluviosa están terminadas o a punto de terminarse

5°‑ Las escuelas y colegios están trabajando y su personal puede colaborar en alguna forma al mejor éxito del censo.

8.‑ Simultaneidad del Censo. ‑ El censo debe ejecutarse, por el sistema expuesto simultáneamente en toda la República y a ello se debe el crecido número de empleados que es necesario tener de alta durante el trabajo  de la enumeración.

9.‑ Secreto de los datos del Censo.‑ En las instrucciones a los enumeradores esta contemplado este aspecto del trabajo; pues realmente en lo que a cada individuo o familia concierne los informes que se obtengan deben estar protegidos por la discreción y el secreto de quien los inquiere y por la de los organismos que tarde han de custodiar los documentos en que dichos informes están expresados.

Tal secreto como queda dicho se refiere a los individuos o familias mas no a la tasa de los datos que en forma impersonal, si dijéramos, han de hacerse públicos.

10. ‑ Concentración, análisis y publicación del Censo. ‑ Toca a la Oficina Central hacer la colección de todos los formularios llenos del censo, su concentración en cuadros, su análisis, la presentación gráfica y publicación. Del mismo modo el arreglo y archivo de la documentación para que sirva mas tarde a otros estudios a que pueden prestarse los informes que se recojan.

El propósito de esta dirección del Censo, debido a la importancia que la obra que se intenta tiene para las relaciones internacionales, acompañar a la publicación de ella datos variados de Costa Rica resumidos de 8U historia, geografía, movimiento económico y fiscal, comercio, producción, riquezas vegetales y minerales,

‑ educación, etc. al estilo de los censos de Cuba y de las Islas Filipinas que son indudablemente buenos modelos para nosotros.

Espero, señor Secretario, que Ud. tenga a bien revisar toda la documentación que acompaño y con gusto oiré las observaciones que Ud. se digne hacer al plan del censo antes de que se ordene la impresión de los de­cretos respectivos que den forma oficial a la misma.

Soy de Ud. respetuosamente, Atto. y S. S.

Marzo de 1927

JOSE GUERRERO

Director de la Oficina Nacional del Censo

  

CONSIDERACIONES FINALES

 

Los resultados del monto total de la población ha desanimado a muchas personas cuyos cálculos y conjetu­ras al respecto sobrepasaban en 60.000 a 70.000 habitantes a los  números dados por el censo, es decir, que para esas personas el empadronamiento de la población de Costa Rica de 11 de mayo de 1927 debió haber subi­do a 471.524 mas 70.000, o sea 541.524, por lo menos. Ignoro cuales sean las bases de esos cálculos y conjeturas, porque hasta el momento en la prensa del país no ha aparecido estudio alguno que nos haga detenernos a considerar la verdad de esas afirmaciones. Suponiéndolas firmes, ello acusaría un error en el recuento de la población de 15% en números redondos. Otros menos optimistas del crecimiento de nuestra población dicen que el país debe tener 500.000 habitantes, sin mas razón que la imperativa forma de decir. Para estos el censo  tiene un error por defectos de 28.476 habitantes, o sea un 6%.

¿Cómo constatar la verdad de esas afirmaciones? He ahí lo que esta oficina desearía para su satisfacción plena. Fácil es para este Director aceptar ‑por mera simpatía‑ algunos de esos márgenes de error que se a­punta, por ejemplo el último expuesto y hacer esa cuenta como la he visto en otros censos de Costa Rica y del extranjero

CENSO DEL 11 DE MAYO DE 1927

Población registrada................. ..............................................471.524 habitantes

6% sobre 471.524 habitantes (población no registrada) .............. 28.476 habitantes

Total de habitantes para la República............................................ 500.000

y así quedarían ya satisfechas las inconformidades ambientes en cuanto a este punto. Pero, ahora viene otro aspecto, tanto o más importante que el del número absoluto de habitantes de un país y al cual prestan hoy día sociólogos y estadistas más seria atención de la que prestaron antaño: me refiero a las características de esta población, o, en otras palabras, al resultado de los análisis de ella en cuanto a proporción de sexos, edades, razas, estado civil, instrucción, familias y su tamaño, hogres y forma en que se alojan, si en casas propias (libres o gravadas), o alquiladas, extranjeros (nacionalidades) años de edad escolar, etc. etc., y que significa para un director de censo, el trabajo mas arduo, lento y dispendioso y en donde la técnica estadística requiere ser más exacta.

La Oficina de mi cargo esta en condiciones de afirmar que esas proporciones y cocientes no serían al dos sino en una mínima  parte de los países, si fuere posible tener registrados en las fórmulas del censo, los 28.4761 tantos que aún faltan ‑según las opiniones de la calle‑ para completar los 500.000 de población total que se señala a la República, porque la omisión ‑si la hubo en tal cantidad‑ ha de ser registrada en las fórmula censo, los 28.476 habitantes que aún faltan‑ haber comprendido en ella analfabetos y alfabetos, casados y solteros, niños y adultos, varones y hembras, etc., en la misma proporción en que se presenta en los 471 habitantes registrados por el censo. No hay ninguna razón, ni calculo de probabilidad, que nos hiciera pensar lo contrario.

De modo que la oficina da según la conjetura de la omisión de 28.476 habitantes, "the greatest sample", la más grande muestra, como dicen los ingleses, de lo que era la población de Costa Rica al 11 de mayo 1927, es decir, que esa muestra contiene para los descontentos el 949c de la población de nuestro país, analizada en forma como nunca se ha hecho entre nosotros, y cuyos resultados y conclusiones ‑si se tuviera análisis del 6% que dicen que falta, no sería alterado ni en 1/2%. Ningún censo en el mundo puede decirse es exacto; los márgenes de error ofrecen una gran forma de variación, según las condiciones intrínsecas país en que se hace.

A nuestros oídos llegan éstos o parecidos rumores: "la organización que ustedes dieron al trabajo de campo del censo es magnífica, pero los que contaron los habitantes fallaron en hacerlo bien el algunos casos; jefes de familia no declararon en muchos casos (cuantos serán?) a todos los miembros de sus hogares; se quedado familias enteras sin declarar; hay lugares no visitados (cuales ?); no se dice la verdad en todos los casos al contestar los cuestionarios; algunas de las personas al servicio del censo no eran aptas; otras no fueron suficientemente preparadas, etc. etc. . No vamos a contestar una a una estas objeciones que se hacen para justificar un resultado no brillante del censo de 1927, según sus críticos.

Simplemente decimos que estas deficiencias pueden resumirse en dos: unas dependientes de los encargados oficiales de levantar el censo y otras de países de quienes debían contestar los interrogatorios del CE etc.

Pueden aceptarse ‑en parte‑ las culpas que se atribuyen a los oficiales del censo ‑desde las que corresponden en primer término a su director, hasta las del último servidor del mismo y cuyas responsabilidades asumo‑ pero es menester analizar circunstancias para aliviar el peso de ellas. Se dice personal inepto, detenerse a considerarlas especiales condiciones de su recluta. Ya en otra sección expusimos algo al resto, pero comentemos un poco más: en síntesis se oponen las siguientes razones al mejor deseo de organizar un personal apto en todos sentidos para una labor de censo:

1) Los más aptos ‑por lo regular‑ ocupan posiciones en el Gobierno, en el comercio, en la agricultura, etc.

2) El trabajo de levantamiento de un censo aura poco tiempo ‑8, 10, 30 días a lo más‑ y esto no es aliciente para que alguien dedique sus fuerzas perdiendo oportunidades de obtener quizá una posición permanente.

3) El sueldo o salario en otros casos no es halagador y no lo es porque se impone meditar mucho el aumentar en 1 ó 2 colones el sueldo diario de un enumerador. Generalmente los gobiernos votan cantidades estas labores, que no cubren ni siquiera la mitad del verdadero gasto.

4) En cuanto a preparación, estos tropiezos: no es posible instruirá 800 enumeradores de viva voz, cuando estos, por los reglamentos, han de reclutarse en todos los lugares del país. Si fuera posible lo anterior, se necesitará ‑para la mayor eficiencia mantener ese personal durante unos ocho o diez horas en conferencia durante las cuales hay que pagarles. El promedio diario de gasto en los momentos en que estaba de alta t el personal del censo, era de 8.000.00 a 9. 000. 00 colones. Hágase la cuenta de lo que se gastaría con sólo mantener tener bajo instrucción unas diez horas a ese personal: 80.000 a  90.000 colones.

Imagínese el rector que el Congreso votó primeramente un crédito de 100.000 colones para hacer el censo; se lo expuesto, esos 100.000  colones se consumirían en sólo preparar el personal, con un remanente apenas de  10.000 colones para el verdadero trabajo de empadronar la población Andrea Rodríguez Quijano Carnet N. 983095

5) Nadie va a perder una colocación de carácter más permanente por servir a una accidental y mal remu­nerada. Esto hace difícil encontrar quien sirva, especialmente para el cargo de enumeradores.

6) Cuál puede ser el control eficaz que se establezca sobre un trabajo que abarcó todo el territorio nacional y que sólo duró ‑por término medio‑ de 15 a 30 días cuando por ejemplo, al Guatuso hubo necesidad de destacar a un Subinspector de Hacienda que para llegar a Upala necesita, desde San José, unos cinco días de trayecto en tren, gasolina y caballo y que para entrar a esa región que pertenece a Alajuela, es necesario ir a Punta­renas, luego embarcarse y navegar por el Golfo de Nicoya y del puerto de Bolsón ir a Cañas, de donde se va a caballo por veredas apenas transitables, al centro de Upala. Considérese el control en El General, para donde hay un servicio de correo por semana; en Osa, para donde sale una gasolina cada quince días y que si no viene una contestación a vuelta de esa gasolina, hay que esperar un mes para poder recibir noticias de Bue­nos Aires, por ejemplo.

7) Que la gente miente, que oculta a los que habitan en sus hogares, que temen a los impuestos, al reclu­tamiento militar, etc. Nada tiene un censo que hacer con la preparación que al respecto posee la nación. No por el mero deseo de un director de un censo ‑que secunda con ello los buenos deseos del Gobierno Nacional- se van a transformarlas condiciones psicológicas y sociales de un pueblo, de modo que todos los factores sean en absoluto favorables a los intentos de su obra. Eso es pueril imaginarlo.

8) Que las gentes con su falta de seriedad hacen abortar cualquier obra seria que se desee realizar. Esa es la idiosincrasia del país; y si no de todo este, por lo menos de las ciudades que se las tienen por más cul­tas. Va a ser responsable el censo de una característica racial y de latitud geográfica? Si de un director de censo dependiera, el país sería transformado de previo al empadronamiento y la obra del censo sería a estas horas perfecta. Pero ello no aflige a este servidor público, porque mas o menos imperfectas son aquí, como en todo país del mundo, las instituciones, sean públicas o privadas.

Es perfecto el servicio de policía? Es perfecto el servicio de educación?; el de ferrocarriles; el peniten­ciario, etc. ? No hemos oído exclamar al señor Presidente de la República, al cerrarse su segundo período presidencial, que se le perdonen los yerros que ha cometido? Por qué? Su obra no es perfecta, ni puede pretenderse que lo sea. Me acojo a esas expresiones y digo: que no es perfecto este censo ‑por la fuerza de las circunstancias‑ mas no porque en realizarlo no se pusiera toda nuestra buena voluntad y el pensamiento de que hemos sido capaces, sino porque hay fuerzas superiores que se opusieron a su perfección y que no estaba en nuestro poder eliminarlas.

  

AGRADECIMIENTO

 

Largo hubiera sido incluir aquí los informes que los señores Agentes Provinciales del Censo enviaron a esta Oficina. Algunos de ellos son muy minuciosos y extensos, tales como el de San José, el de Cartago, el de Heredia, así como el del señor Sub‑Agente Provincial de Santa Cruz, Guanacaste. La colaboración que han prestado los siete Agentes Provinciales ha sido muy estimable, cada cual mirando el interés de la obra a él encomendada y actuando en conformidad con su preparación, el tiempo que a ella dedicaba, etc. Del mismo modo ‑y con sus excepciones, por supuesto‑ los Auxiliares Cantonales y Agentes Especiales, y Enumeradores, realizaron su cometido de la mejor manera. En cuanto a LOS empleados de la Oficina Central, he de manifes­tar que tanto los Jefes de Sección como los Oficiales de Chequeo, trabajan fuertemente y en sus horas reglamentarias.

Me es grato expresar al señor Presidente de la República y a su muy competente Secretario de Hacienda, mi gratitud por haber prestado siempre ‑en lo moral como en lo material‑ su apoyo decidido a la obra del censo. Expreso también mi agradecimiento por la colaboración eficaz que de ellos he recibido, a los emplea­dos de campo y a los de la Oficina Central; los primeros por haber recogido los datos del censo, en medio de muchas y variadas penalidades, y a los segundos por analizar con toda paciencia esos datos, en 8 meses lar­gos de trabajo desde que fueron recibidos en la Oficina Central. Para los señores ingenieros don Francisco de Mendiola Z., don Florencio Hidalgo y don J. Walter Dittel M. jefes de la Primera y Segunda Sección de Che­queo y de la de Mecanografía y Cálculo, respectivamente, por sus empeños en que la Oficina del Censo realice con eficiencia su labor, expreso aquí mi sincero agradecimiento.

Ojalá que el esfuerzo hecho por el Director de la Oficina del Censo y sus colaboradores, llene siquiera en países los propósitos que tuvieron en mire los Poderes Legislativos y Ejecutivo al dar la ley que ordenaba levantar el padrón general de los habitantes de Costa Rica. Si así es, habremos sido compensados en nuestros empeños y el país, por la inversión de sus dineros, en la obra del Censo de 1927.

 

JOSE GUERRERO

Director de la Oficina Nacional del Censo

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